sábado, 13 de octubre de 2007


Ahora tenía un problema. No se acordaba de si se lo habían dicho o lo había soñado.
Hasta antes de salir a la calle, creía que se lo habían dicho a voces, muchas veces, mucho tiempo (aunque en realidad lo recordaba como un susurro molesto de los que dejan eco).
Pero cuando se plantó en la calle a por sus particulares

trabajo, piso

amor

sentido,

confirmó que seguramente lo habría soñado, porque resultaba absurdo y grotesco que alguien se hubiera empeñado en hacerle creer que buscar podía tener algo de romántico o de heroico. La construcción verbal buscarse la vida le parecía de todo menos poética, y no le sugería nada cercano a un planazo.
Hizo un par de fotos, se compró un helado y, con el convencimiento de que sí, lo habría soñado, volvía tranquilamente a su casa hasta que se cruzó con un graffitero delante de su portal que, nervioso y corriendo, escribía en plateado una frase en la pared. Terminó de escribir, se giró hacia donde estaba ella, quieta y con el periodico arrugado debajo del brazo, la miró atravesándola mientras metía los sprays en la mochila y dobló la esquina, anónimo.

Que nos devuelvan el dinero.

Se quedó quieta en el portal, sujetando el periodico de anuncios que había arrastrado toda la mañana y en el que había pintado mariposas durante el café. Había pensado en dejarlo en la calle, pero de repente se le ocurrió que igual debía subírselo a casa y revisarlo mejor.

3 comentarios:

Lara dijo...

Increíbles los reflejos.

Y el grafitero anónimo, todo un personaje.

Luego está la búsqueda, qué buena frase esa de la ausencia de romanticismo.

Yo preferiría que nos devolvieran el tiempo.

Un beso muy fuerte (ay, la Room, amiga...).

Anónimo dijo...

...

kika... dijo...

Yo he pedido:
la hoja de reclamaciones a Cupido,
la devolución del dinero al destino,
la ejecución de la garantía a quien mueve los hilos.

(un poemilla que puede que tenga algo que ver con este post tuyo... y que a lo mejor me trae a mi post de mañana)

Besos
K