Cuando me vio llorar, J. me cogió de la mano. Por la manera cómo me consolaba, supe que él también se preguntaba por qué estamos tan poco preparados ante lo que está escrito desde el día en qué nacemos.
Si hay cielo, ella seguro que está ahí, me dijo.
Pero lo cierto es que parecía que tuviera que abrir los ojos en cualquier momento.
UNA FOTOGRAFIA
En aquest lloc sense hombres ni horitzó cadascú parla un idioma diferent i, tanmateix, tothom s’entén. La primera impressió és que ningú no treballa, potser perquè ja no cal. Tots baden, somriuen, es miren els anells, es lamenten o reflexionen sobre com podrien ser les coses si encara hi fossin a temps. Fins ara, ningú no me n’ha sabut dir res, de l’A. Quan els ensenyo la fotografia on apareix damunt d’un poni, dos anys abans de l’accident, em feliciten per tenir un fill així, però ningú no el coneix ni l’ha vist mai. Estic impacient: ara que he escurçat la distància que ens separava, em fa por no trobar-lo. Que la vida sense ell no pagava la pena, he tingut massa temps per comprovar-ho. Ara, per contra, m’adono que estar-me aquí sense ell serà encara pitjor. Per això insisteixo fins que, de tant assenyalar la fotografia amb el dit, s’han anat esborrant uns trets que, a hores d’ara, deuen haver canviat. D’ençà que he arribat, no he vist ni cementiris ni xemeneies. Aquí no es fa mai de nit i el sol tampoc surt, de manera que no sé si el temps avança, retrocedeix o s’estanca. Això explicaria que encara no l’hagi trobat: tenim calendaris i rellotges diferents. Vull creure que, quan em vegi, d’entrada s’endurà una sorpresa i que, passat el primer impacte, l’alegria de tornar-nos a veure sera més forta que el dolor d’imaginar tot el que he hagut de fer per arribar fins aquí.
Sergi Pàmies, Una fotografia
(Si menges una llimona sense fer ganyotes)
En este lugar sin sombras ni horizonte cada uno habla un idioma distinto y, sin embargo, todo el mundo se entiende. La primera impresión es que nadie trabaja, quizá porque ya no hace falta. Todos se distraen, sonrien, se miran los anillos, se lamentan o reflexionan sobre cómo podrían ser las cosas si todavía estuvieran a tiempo. Hasta el momento, nadie me ha sabido decir nada de A. Cuando enseño la fotografía donde aparece encima de un pony, dos años antes del accidente, me felicitan por tener un hijo así, pero nadie le conoce ni le ha visto antes. Estoy impaciente: ahora que he acortado la distancia que nos separaba, me asusta no encontrarle. Que la vida no merecía la pena sin él, he tenido demasiado tiempo para comprobarlo. Ahora, en cambio, me doy cuenta que estar aquí sin él será peor todavía. Por eso insisto hasta que, de tanto señalar la fotografía con el dedo, se han ido borrando unos rasgos que, a estas alturas, deben de haber cambiado. Desde que he llegado no he visto ni cementerios ni chimeneas. Aquí nunca anochece ni tampoco sale el sol, de modo que no sé si el tiempo avanza, retrocede o se estanca. Esto explicaría que todavía no le haya encontrado: tenemos calendarios y relojes distintos. Quiero creer que, cuando me vea, de entrada se llevará una sorpresa y, pasado el primer impacto, la alegría de volvernos a ver sera más fuerte que el dolor de imaginar todo lo que he tenido que hacer para llegar hasta aquí.
Sergi Pàmies, Una fotografia.
(Si te comes un limón sin hacer muecas)
4 comentarios:
tenia pendent el llibre i ara m'han entrat ganes d'agafar-lo, ja! i, la foto! ai! jo vull que em surtin colors així ;)
a vegades penso que es injust que temps i calendari no coincideixin...
un petonàs!
Un beso enoooooooooooorme, Marion, en esa esquinita de botellas. Muy muy grande. Te veo prontísimo.
Síl, no et decebrà. (recomanació Alejandro Martínez, per més inri). Ja em diràs què...
Laraaaaaaaaa...... gracias. Prontísimo, sí. Besazo a ti también.
mucho tiempo sin pasar, me dijo mi hna: te va a encantar lo que te estás perdiendo (para ponerme los dientes largos)
y tenía razón. pero ya estoy al día.
besos con los pies frios (y los calcetines tendidos en la cuerda en absoluto desorden cromático)
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