viernes, 10 de diciembre de 2010

El hechizo, Luang Prabang

through the river, Nong Khiaw
from the countryside, luang prabang
Ringing the bell, Luang Prabang
violet umbrella, luang prabang

Más cerca de Navidad que del verano, y aún así, completamente desubicada con mis tirantes, me planto hoy a la mitad de mi estancia en Laos. Un sitio en el que, de momento, y por un montón de razones distintas, me siento extrañamente protegida y a gusto.

Tras estos días, me he convencido de lo que ya sospechaba: desde que empecé el viaje he mantenido una cierta reticencia a relacionarme sólo con viajeros. Los backpackers en british, o mochileros en su versión más castiza, formamos parte del mobiliario del sureste asiático, como lo forman los arrozales, los gallos o los noodles. Algo genial para el turismo de estos países -de momento, y no en todos los casos-, menos maravilloso cuando uno intenta llegar a conclusiones sobre los lugares y sus lugareños.
Al principio solían apasionarme las conversaciones típicas de viajeros sobre destinos y sóbre dónde has estado antes y a dónde vas a ir, pero a día de hoy me aburren un poco, y además a menudo (aunque no siempre) hay algo de vacileo en ellas (yollevotresañosydosmesesviajando) que me molesta bastante. Pero por encima de todo, a mi me causa cierta inquietud la duda de que relacionarse sólo con viajeros sea un muro para acceder a la gente del lugar. Al fin y al cabo, estoy en Laos, y no en Alemania.

Aun así,y rompiendo parte de mis "reglas", en Luang Prabang he tenido una pandilla espectacular, compuesta sólo por viajeros, cada uno de un lugar (Israel, Francia, Alemania, USA, Suecia, Bélgica, Holanda, Cataluña). Todo empezó con un juego.
De hecho, estaba sola en el medio de Luang Prabang, planeando mi tarde tras una mañana con mis amiguitos los monjes postadolescentes. De repente el peso de varias miradas hizo que, por fuerza, me girara hacia la procedencia de ese poder. Ocho hombres hablaban sobre mi al mismo tiempo. Nervios, desajustes de la psicomotricidad fina, chopstick al suelo: ¿qué tengo, qué pasa, me habré manchado, por qué se ríen? Uno de ellos se acercó y me explicó que llevaban todo el día jugando a adivinar nacionalidades (ellos también se habían conocido de esta manera, varios días atrás). Tú eres: italiana, o argentina, o chilena, o española. Dije, catalana, y luego me fui, pura timidez, con mi bici. Sin embargo, volví (tras pensarme cómo hacerlo de la manera más natural posible sin que se notara que la vergüenza me devoraba) y esa se convirtió, durante los siguientes días, en mi pandilla en Luang Prabang. Con esta cuadrilla rodamos un corto, compartimos amaneceres y atardeceres viendo el paseo del sol por encima del Mekong y seguimos jugando al guessing game, el juego de moda.


Por lo demás, Luang Prabang ha sido exactamente eso, un hechizo, Después de entrar en Laos por Luang Nam Tha (cerca de la frontera con China), y seguir mi ruta en Nong Khiaw, llegué a Luang Prabang tras un trayecto en barco de siete horas bastante cautivada y me dejé seducir del todo.
Luang Prabang tiene más de 50 tempos, que son mezcla de la arquitectura budista y el colonialismo francés, y de los que se dice ser los más bellos del sureste asiático. En 1995 la ciudad fue nombrada primer Patrimonio de la Humanidad de Laos por la Unesco. Gastronómicamente, el lugar es una mezcla de noodles, arroz, baguettes, crêpes y café del bueno. Está rodeada de montañas, de los ríos Mekong y Nam Khane, llena de monjes, y es un sitio amable y precioso. Actualmente, en realidad, un poco al borde de dejar de serlo por el backpackerismo salvaje.
El mismo backpackerismo, por ejemplo, que convierte a los diurnos conductores de tuc tuc (el transporte del sureste asiático) en camellos de noche. De hecho, el primer día que uno de ellos me susurró "marihuana, marihuana" a la oreja, creí que decía "Mariona, Mariona", y me asusté.

Tanto hechizo, tanto hechizo, a veces, me confunde.

5 comentarios:

Ariadna dijo...

"Tanto hechizo, tanto hechizo, a veces, me confunde": jajajajaja!

I quan veurem aquest curt? quina curiositat!!

Lara dijo...

o sea con la pandi, no?

Carme dijo...

Després de tantes experiéncies ... un..es transforma, quant es pot apendre amb les experiencies d´un viatge com aquest!!??
ja no ets la mateixa cada dia que passa..!

kay dijo...

nena, me encanta cómo enganchas con los relatos (pero esos hombres guapos quiénes son??? :)

Jordi dijo...

Hola mochilera!
Me'n alegro veure que vagi tot tant bé! feia molts dies que no sabia res i no em podia connectar al blogspot i ara he vist els ultims dos posts de Laos.
Molt guais els dos i molt guai la teva trupe. Les fotos també xules pero t'ho hauràs de currar més si vols que superin les de la meva Xina natal, haha.
Molta sort.
Espero un altre bon relato en el seguent post.
molts petons